viernes, febrero 24, 2006

Capilla Sixtina

Subía por la ficticia escalera de nubes.
Se abrió paso por entre una cortina de niebla y la luz lo cegó.
No era azul. No era cielo. No era humano.

Estiró su mano para alcanzar tan dichosa visión, pero se petrificó.
Y para siempre quedó su espíritu impregnado en el techo de la Capilla.

15/04/05

2 comentarios:

Pajarraco... dijo...

Te estas perdiendo kk... no sigas en fisica, tu senda va por otros caminos. La escritura es natural en ti...
Besos
el pajaro pulsado

Anónimo dijo...

me recuerda la suerte de Icaro en su intento. rokanbol