El Proyecto WD: parte 1 - La Tierra del Juego

4:30 a.m., diciembre 2006, en un lugar de Tierra del Fuego.
Lat 53º18'S / Long 70º21'W

Una SUV negra recorre un estrecho y sinuoso camino de tierra. Todavía no amanece, pero el albor ya se insinúa en el horizonte. Después de horas de manejar, Sergio Lagos estaba cansadísimo. Decidió bajar de su automóvil y fumarse un cigarrillo. Lo que tengo que hacer por Felipe. No puedo delegar nada. Es un inútil, ya es tercera vez que falla. Si no lo hago yo, no resulta bien.

De pronto se escuchó un ruido sordo, un golpe en la parte de atrás del vehículo. Luego unos gritos ahogados. Lagos entornó los ojos con molestia y dio la vuelta para abrir el maletero. Dentro, había una mujer amordazada y atada de manos y pies.

-¡Te he dicho que te calles! No lograrás nada gritando ¿Quieres que ponga música de nuevo acaso? Ya sé, quieres Marciano otra vez.

-MMmm!!! MMmm!!

Sergio subió el volumen de la radio a todo lo que daba, mientras soltaba una carcajada. La mujer comenzó a convulsionar y se desmayó. Le caía sangre por los oídos.

-¡Mierda! - exclamó él molesto. Subió rápidamente al auto y apretó el acelerador a fondo. Felipe me va a matar.

______________________________________________________

Felipe Camiroaga se encontraba de espaldas a una pared de monitores y empleados que se ocupaban de apretar botones y vigilar que todo estuviera en orden. Él miraba por la ventana, hacia el infinito, sumido en sus pensamientos. Descruzó los brazos y echó un vistazo al reloj. Ya es tarde. No se puede confiar en Sergio. Es la tercera vez que comete un error. Esperemos que no sea la cuarta.

Una ola de polvo se divisaba a lo lejos. Es él.

-¡Preparen el quirófano! ¡Rápido, muévanse! - ladró Camiroaga a los médicos y paramédicos que ahora revoloteaban por los pasillos en busca de los implementos e instrumentos. En sus labios se formó una sonrisa malvada. Ha llegado el momento.